lunes, 15 de enero de 2007

Mi clima preferido

Hace ya varios meses, escuché una conversación entre los miembros de la que parecía ser una familia de indigentes (padre, madre a hija de unos 4 ó 5 años). Hablaban ambos padres sobre el clima que preferían, mientras caminaban algunos pasos adelante de mí, cargando cada uno con el menaje familiar. Entonces alcancé a escuchar lo que el papá opinaba sobre el tema: "Prefiero el calor, porque el calor no mata..."

Fue lo único que pude escuchar, porque aparte de que se me hacía tarde para alcanzar "el periférico" (bus de la ruta 203), no quise darme color de shute. Sin embargo aquellas palabras realmente me conmovieron. Y es que cuántas veces uno se siente frustrado por no poder obtener tan rápido como quisiera las comodidades (materiales, por supuesto) que le permitan mejorar su nivel de vida, o mantener su estatus quo, mientras muchos (cada vez más) diariamente luchan (si es que aún lo hacen) por cubrir sus necesidades mínimas (fisiológicas, diría Maslow)

Mi clima preferido antes de este encuentro, había sido siempre el frío, porque en mi relativa "comodidad" pensaba que es mejor cubrirse con ropa extra, que quitarse hasta la última prenda que sea posible y aún así sentirse asfixiado por el calor. Desafortunadamente hay quienes no cuentan con más ropa que la que llevan puesta, mucho menos con un techo que los resguarde de las cada vez más fuertes heladas, especialmente las de finales y principio de año.




****Foto Prensa Libre: Niñas huérfanas del Hogar Rafael Ayau, Z.1, quienes recibieron un sueter y una frazada cada una, en una de las campañas de "Cobijas de amor"

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