sábado, 3 de noviembre de 2007

Votar o Botar

Lo único bueno de esta segunda vuelta electoral, es que al fin terminaron ambas campañas. A estas alturas aún no se cómo definiré mi voto. Ayer, almorzando un delicioso fiambre con algunos amigos en el trabajo, la charla avanzaba entre halagos para el majestuoso manjar que degustábamos, bromas sobre la dieta que a partir de noviembre muchos rompemos (de nuevo)…hasta comentarios de telenovelas de algunos que jamás imaginamos resultaran noveleros. Hasta que alguien tocó el tema, y el fiambre de repente se nos hizo más agrio.

No era la primera vez que comentábamos sobre este tópico, sin embargo entre tantas ocupaciones, al parecer, habíamos olvidado la magnitud del desenlace: “quede quien quede”, porque ambos candidatos no son “santos de nuestra devoción”. Sin embargo al parecer, sí lo son de esa gran cantidad de guatemaltecos que sabrá Dios bajo qué criterios entre la casi veintena de opciones, eligieron a los dos que curiosamente, más algarabía armaron y sin más, desecharon al resto. Entre los presentes se hizo un nuevo sondeo (ya lo habíamos practicado con anterioridad), y entre los 10 que estábamos habían tres “mano dura” que fundamentaban su decisión en garantizar su seguridad laboral; dos uneistas cuyo voto no era a favor, sino en contra del otro candidato; un indeciso; dos votos nulos y dos indecisos más, entre votar nulo y votar en contra del peor, que es mi caso.

Desde que iniciaron los apocalípticos presagios de las dichosas encuestas, que últimamente han servido más como herramienta de marketing que para brindar tendencias reales, había tomado la decisión de anular mi voto, como muestra de mi desaprobación a ambas opciones y mi rechazo al sentido que han adquirido los últimos procesos electorales, en los cuales termina uno obligado a elegir siempre al menos peor o a optar por el voto de castigo para determinado partido político. Aunque se que estoy en mi derecho, últimamente me ha asaltado nuevamente la indecisión, y me temo que la razón es más que todo un tema de conciencia, de remordimientos posteriores, de saberme cómplice de permitir que el peor llegue, o de apoyar al aparentemente “menos peor” y que al final, como era de esperarse termine haciendo de las suyas. Lo que sí es cierto es que tristemente, en los últimos procesos, de una u otra forma, el país ha salido de ladrones y embaucadores. Los esquemas han sido prácticamente los mismos, sólo han cambiado los protagonistas. De quienes nos ha costado salir es de los dictadores y genocidas, así que en este último soliloquio, espero que la almohada sea mi mejor consejera entre votar nulo, o “botar” mi voto en una de las opciones. Mañana a esta hora empezará una nueva página en la historia, espero que a pesar de quien quede, el Señor nos siga socorriendo.


No hay comentarios: